μάρτυρας πιστός

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lunes, 19 de julio de 2010

¿OBSERVAS ACEPCIÓN?



"Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas." (Stg 2:1)



El Señor Jesús no tuvo reservas en compartir el pan con toda clase de personas, desde los acaudalados hasta los más pobre y humildes.
Tampoco se negó a que pecadores reconocidos y señalados le hablaran e incluso le tocaran.

Pasados dos mil años y frente a los cambios culturales ocurridos desde entonces, ¿cómo debemos tratar a las personas de menores condiciones educativas, económicas o sociales que se agregan o visitan nuestras iglesias?

¿Debemos cambiar esta premisa de Stg 2:1 para adaptarla a los tiempos modernos y "nuevas revelaciones" en las que la abundancia de bienes materiales cobra preeminencia?

¿Y qué de tu congregación?
¿Has observado la acepción de personas como la observó Santiago?

El apóstol continúa diciendo:

"Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: 
Siéntate tú aquí en buen lugar;  y decís al pobre:  Estate tú allí en pie,  o siéntate aquí bajo mi estrado; ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?" (Stg 2:2-4)

En este contexto, un número creciente de congregaciones de hoy no conciben que:

"Dios ha elegido a los pobres de este mundo para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman" (Stg 2:5)


No es raro que este enfoque bíblico de la elección y la herencia no encuentre eco en nuestros días, en los que "maestros" de la mal entendida prosperidad, abarrotan muchos púlpitos estimulando el anhelo de riqueza y estatus en sus oyentes.

Para estos "maestros" el alinearse con el deseo de poder y riquezas implica ser "entendido en los tiempos" y los que no se alinean a ello a la larga experimentarán la acepción.



El apóstol Santiago fue claro al llamar a estas actitudes por su nombre: pecado.

¡Cuan necesario es reconsiderar nuestras actitudes y dejar de mirarlas con indolencia!

Unas veces los que observan guardan silencio, otras veces los que hacen acepciones encuentran mil y una justificaciones a sus actos.

Mientras muchos duermen, aún parecen sonar en nuestros oídos las palabras del apóstol exhortando a la iglesia: 

"Si en verdad cumplís la ley real,  conforme a la Escritura:  Amarás a tu prójimo como a ti mismo,  bien hacéis; pero si hacéis acepción de personas,  cometéis pecado,  y quedáis convictos por la ley como transgresores." (Stg 2:8-9)